Héctor Domingo es autor de libros infantiles recomendados para niños y niñas de 8 a 12 años de edad como: La leyenda de Bookstruo, Rik Tinmarín y los mutantes de Isla Uups, El circo mágico de David y la serie de libros: Historias muuy extrañas, que incluye títulos como: Yogur sabor marciano y El gran Patatapapabatata.
Héctor Domingo nació en Arandas, Jalisco, México. Es licenciado en Comunicación por la Universidad Cuauhtémoc plantel Guadalajara y tiene especializaciones en televisión y video por la Universidad de Guadalajara.
En 2012 recibió el Premio Nacional de Cuento Magdalena Mondragón, otorgado por la Universidad Autónoma de Coahuila, MX.
En 2013 lo distinguieron con el Premio Regional de Cuento Hugo Gutiérrez Vega, otorgado por la Universidad de Guadalajara, MX.
Cierto padre de familia me dijo alguna vez que se sentía orgulloso porque hacía que sus hijos no perdieran el tiempo creyendo en hadas, duendes o dragones. Explicó también que, cuando él era pequeño sus padres lo habían animado para que sólo aceptaran la realidad que puede verse, tocarse o demostrarse a través de los cinco sentidos. "¿Para qué pensar en cosas que no existen?," argumentó.
Esto que dijo, me dolió, porque yo sabía que este hombre les estaba robando algo muy importante a sus pequeños. No es que él quisiera hacerles daño. Él estaba seguro de que hacía lo correcto porque así lo aprendió de sus propios papá y mamá. Sin embargo, nunca reflexionó en que el imaginar cosas es la base necesaria para poder crearlas después. Todas las cosas buenas que nos permiten ahora una vida más cómoda y llevadera, nacieron primero en la imaginación y luego fueron desarrollándose por medio de la creatividad de personas que supieron ver lo que muchos otros no.
¿Para qué pensar en cosas que no existen? La respuesta es: para hacer que existan.
Si un pequeño alimenta su imaginación de una manera sana, cuando crezca será capaz de generar soluciones, inventar artefactos y crear cosas y procesos para hacer mejores las vidas de otras personas.
La buena noticia es que tú, papá, mamá, maestro, maestra o coordinador(a) de un club de lectura infantil, ya estás haciendo algo al respecto ahora mismo, porque estás promoviendo que los peques fortalezcan su imaginación por medio de la lectura. Por eso, te mando un abrazo y todo mi reconocimiento.